viernes, 3 de octubre de 2008

Lo que fuiste

Fuiste el chocolate de mi invierno.
Fuiste el diablo de mi infierno.
Y mi oso panda tierno.
Fuiste mi última caricia.
Fuiste la tentación de mi codicia.
Y hasta incluso de mi malicia.
Fuiste la razón de mi neurosis.
Fuiste el trauma de mi psicosis.
Y una mancha en mi pulmón.
Fuiste la abeja de mi miel.
Fuiste un mal sabor a hiel.
Y el estremecimiento de mi piel.
Fuiste mi libro preferido.
Fuiste mis puntos suspencivos.
Y una carta de amor.
Fuiste mi único te amo.
Fuiste mi bebé de treinta años.
Y el trastorno de mi corazón.

- sin título -

Por qué esconder
esas mañans de vender
como si fuera una fruta orgullosa
la malicia gratuita
de tu humanidad fortuita.

Por qué separar
y tratar de olvidar
o quizás explicar
por qué el agresivo león
tiene tanto en común
con tu femeneidad anterior.

Por qué hay que traducir
abrazos y besos y miradas
como si las viejas acostumbradas
no supieran en su interior
qué es lo que pretenden decir.

Por qué horas hay que dedicar
a ese incesante complicar
que en tradición se ha convertido
sólo para complicar
nuestra incipiente y nada nueva humanidad.