Una noche lo conocí
y debo admitir
que no imaginaba
que fueras a transformarse
en lo que significa en mi vida.
Una noche lo besé
y ese beso tuvo un sabor distinto
sabía a azúcar, futuro y miel
y aunque era muy dulce para mí
quise besarlo otra vez.
Una noche lo tomé de la mano
y vi que tomaba la mía con cariño
aproximándome a él
sentí una seguridad
que no había conocido.
Una noche lo abracé
y lo sentí abrazarme también
y en ese momento supe
que podía confiar en él
que no me abandonaría.
Una noche lo extrañé
y decidí desde el principio
que nunca más quería
volver a sentirme así
sin poder dormir.
Una noche lo amé
y nunca había sentido
a mi corazón latir así
como si quisiera saltar de mi pecho
para abrigarse en el de él.
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